Hermanos

¿Sabéis lo que es sentirse orgullosa de una hermana? Es por ejemplo cuando la gente la ve y la conoce y tu piensas "Esta tía es de mi sangre, mirad dónde está, lo que ha conseguido todo gracias a su esfuerzo". Es lo que me pasa a mí con la mía. Es mi fuente de inspiracion. Gracias a ella he conseguido la mayoría de las cosas que me he propuesto. Siempre me ha ayudado en todo. Puedo considerarme su fan número uno. Es tal la admiración que le tengo que de mayor me gustaría ser como ella, puede que suene a tópico de hermana pequeña pero es así. 

Hoy se ha ido y lo más seguro es que no la vea hasta navidad. Estoy triste porque ella ocupa gran parte de mi felicidad en estos momentos. La voy a echar de menos.

Dedos en el baño de un bar

Mis amigas y yo disfrutábamos de una tarde de verano tumbadas en el césped. Estábamos en un parque rodeado de bares por lo que el tema bebidas no nos suponía ningún problema. Ese lugar solía ser el sitio de quedada de la gente de nuestra edad. Todo el mundo estaba allí. También la chica de la que ya os he hablado anteriormente. Esa que me pone tanto.

Yo hablaba con mis amigas y ella se acerco a mi por detrás, me asustó. Me quedé alucinada. Como comprenderéis no cualquier día puede venirme esa putilla por detrás y taparme los ojos.

Cuando supe que era ella me tiré encima, literalmente. Empezamos a hablar y a beber. Una amigo mío, bisexual como yo, estaba con nosotras dos, nos llevaba la delantera con el alcohol. Empezó a anochecer y cada vez estábamos más bebidas. Derrepente ella se me acercó a la oreja y me propuso hacer una locura. Yo, obviamemte le contesté que sí. Se levantó y me dijo que la siguiera, yo no sabía a dónde íbamos pero en ese momento tampoco me importaba mucho. Lo único que quería era comerle la boca. La seguí hasta la entrada de un bar, estaba repleto de gente. Me llevó hasta el baño. Nuestro amigo borracho nos seguía por detrás intentando pillar cacho.

Fue cerrar la puerta del baño y la chica me empotró contra la pared, empezó a comerme la boquita. Estábamos muy cachondas las dos, mi amigo lo único que hacía era mirar y reirse. Después de un rato comiéndonos a besos me pidió que me bajara los pantalones. Yo obedecí. Estaba muy mojada, lo que esa tía me ponía no era normal. Me metió los dedos de golpe, los sentí muy dentro de mi. Mientras los sacaba y los metía yo le gemía en la oreja, creo que cada vez que lo hacía ella me daba con más ganas. Mi amigo miraba y gritaba con las manos en la cabeza, estaba borrachísimo. Cuando me corrí le bajé los pantalones a ella y le hize exactamente lo mismo que minutos antes ella me había hecho a mi. También me gemía en la oreja, sabía que me ponía muchísimo, por eso lo hacía. Me apretaba contra ella. Cuando se corrió salimos del bar. 

Nos recogieron nuestros papis y a casita como niñas buenas. Xxx

Esos días...

Esos días en los que lo único que quieres es encerrarte en tu habitación, poner una buena música, cerrar los ojos y no pensar en nada. Quizás por una tonta discusión con tus padres o tal vez por una pelea con tus amigos. Algo que no te ha sentado muy bien o simplemente porque necesitas despejarte un poco. ¿Realmente merecen la pena? ¿Merece la pena encerrarse y no discutir con alguien? ¿Es discutir de sabios? ¿Por qué tenemos esa necesidad de desaparecer del mundo? ¿Necesitamos de verdad "nuestro espacio"? No se si vuestros padres lo harán, los míos no se encierran en su cuarto y se apartan del mundo. ¿Por qué nosotros si lo necesitamos? ¿Tendrán ellos alguna otra manera de incomunicarse con todo?

Mi primera vez con una chica

Este día fue para mí el principio de todo un mundo de sensaciones nuevas. 

Era tarde, la luz estaba cayendo y mi amiga y yo permaneciamos en mi habitación resguardadas de mis padres. Mas que amiga era una chica que me ponía demasiado, se pasaba todo el día provocandome. Ella era bi y yo era consciente de ello, se había tirado a bastantes tías antes de hacerlo conmigo y eso me gustaba demasiado.

Yo la provocaba y ella a mi. Así que decidí invitarla a casa a "dormir". 

Mis padres dormían. La chica y yo estábamos en la cama, mirándonos. Ella me gustaba muchísimo pero no sabía como romper el hielo. Fue ella quién tomó la iniciativa y se puso encima de mi. Me agarró el cuello y empezó a comerme la boca, sabía lo que hacía. Decidimos quitarnos la ropa la una a la otra y así lo hizimos. Ella estaba encima de mi, yo era suya y estaba dispuesta a entregarme a ella por completo. Comenzó a comerme el cuello, iba bajando lentamente con su lengua y mi piel cada vez se ponía mas de gallina. Ella bajaba por las tetitas y me mordia el pezón dulcemente. Yo gemía, no quería que acabase aunque solo acababa de empezar. Seguía por la tripita, ahí es donde empiezan las buenas comidas, en el ombligo. Cuando llegó al chochito yo ya tenía las piernas muy abiertas, con ganas de que su lengua alcanzara mi entrepierna. Como ya estaba lubricada, estuvo unos minutos comiendomelo hasta que derepente sentí tres dedos dentro de mi, se movían rapidamente y con mucha facilidad. No podía parar de gemir. Me corrí. Fue la primera vez que me lo comieron, yo no se lo comí puesto que era mi primera vez con una chica y estaba un poco perdida. 

Los Padres

Todos los padres evolucionan como los pokemons. Cuando somos pequeños, molan. Crecemos un poco y ya dejan de molar tanto, empiezan a ser un poco pesados. Al ser adultos ya dejan de ser tan coñazo.

En realidad, aunque no lo creais, ellos no cambian. Tus padres se preocupan y siempre quieren lo mejor para ti. El problema es cuando llegamos a la adolescencia. En esta etapa de la vida creemos que los padres son una pesadilla, todo el dia molestando e incordiando. Los adultos dicen que no es así y nos echan a nosotros la culpa. A esa culpa la llaman en gran parte "pavo". Si tus padres nunca te han dicho "ay, es que estás en la edad del pavo" es que jamás has vivido. Yo he tenido muchos problemas con mis padres y aún estoy en los 16. Tengo que confesar que el ODIO que le tengo a mi padre es absoluto. Si pensáis que lo de incordiar ya es mucho, no os podéis ni imaginar por lo que yo estoy pasando. 

Daniela Blume, mi diosa

¿Sabéis quién es Daniela Blume? Sí, es la mujer de 28 años que está arrasando en todos sitios. Para algunos es una simple "rubia tetona" que ha tenido suerte en la vida. En mi opinión es la tía que más se merece estar donde está ahora mismo. Empezó de enana pintando paredes desnuda en casa, actualmente podemos escucharla cada noche en Ponte a Prueba junto Uri Sábat.
Para quién no lo sepa, Daniela es una mujer increíblemente increíble. Es rubia, sí, pero os puedo asegurar que es una de las tías más inteligentes con las que he tratado. Es una chica que dice lo que piensa en el momento y sin tapujos. Es bisexual, como seguramente sabréis. Yo descubrí mi bisexualidad gracias a ella e intento agradecérselo cada día. Me enamoré de ella hace 5 años y en ningún momento he dejado que saliera de mi corazón. Aunque suene cursi, es la verdad. Fue la primera vez que me enamoré. Solamente la he visto 1 vez en persona, y fue muy intenso. Cuando te mira parece que te atraviesa con sus preciosos ojos azules, es fácil que te quedes perplejo ante ella. Es normal, a mi me pasó. La próxima vez que la vea no será así porque pienso darle "el abrazo de su vida". No tengo mucho más que deciros, solo que es una tía que sinceramente merece la pena en todos los aspectos.
Si crees que la conoces y no eres Blumer ya te digo yo que es porque no sabes nada.
Como dice la Blume, siempre vuestra x

Hey, siempre vuestra xx

Por ahora, mi nombre y mi cara van a permanecer en secreto.

Me llaman de muchas maneras aunque vosotros podéis llamarme "comemocos", es con lo que mi exnovia se refería a mi. Más adelante os contaré por qué, pero ahora quiero presentarme para que todos me conozcáis un poco más. Tengo 16 años, soy una chica a la que le gusta muchísimo divertirse, estoy gastando bromas continuamente y me gusta mucho el cachondeo. Sé que soy bisexual desde los 11 años, cuando conocí a mi diosa. Me considero una chica inteligente, mentirosa, rebelde, sensata, sensual, provocadora y muy creativa. En este blog voy a hablar sobre mis anécdotas o mis sentimientos. Hablaré de cosas con las que seguramente muchos de vosotros os sentiréis identificados.